¿Para qué sirve la educación, para qué sirven las escuelas si no para desencadenar un proceso de comprensión e igualdad en el mundo de los jóvenes? ¿Para qué sirven las escuelas si luego una parte afortunada de ellas toma el preferencial?
La felicidad como la riqueza no es un regalo que se pueda heredar, sino que se debe conquistar y luego redistribuir, porque la verdadera riqueza es la ausencia de riqueza.
Un verdadero deseo de amor y comprensión del mundo animal y vegetal y del prójimo requiere un cambio, un vaciamiento, una redistribución, un proceso del ego. Poseer es inmoral poseer demasiado y vulgar y dañino, la obsesión por poseer es el virus enfermo del capitalismo, esa fiebre loca que engaña la mente y la vuelve codiciosa, egoísta.
Tomado de: Andrea Soriano, Se hace tarde
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